Iniciar un proceso de psicoterapia es de las decisiones más importantes que una persona, pareja o familia, puedan tomar. Implica darse la oportunidad de crecer y reinventarse, de cuestionarse dinámicas de interacción, de descubrir pensamientos limitantes, de hacer una pausa para ver todo aquello que a lo largo del tiempo se viene arrastrando y que podría estar impidiendo avanzar hacia nuestra mejor versión.
Indiferentemente de los motivos que puedan llevarnos a iniciar un proceso de psicoterapia, resulta de vital importancia sentir certeza de hacerlo en un lugar seguro, con una profesional preparada, responsable y con altos estándares éticos.
En este sentido, como psicoterapeuta, valoro profundamente la confianza que me dan las personas al permitirme entrar en sus vidas y conocerlos desde una parte tan vulnerable, lo considero un privilegio y lo traduzco en un gran compromiso de mi parte, para acompañarles en su proceso de crecimiento personal, de pareja y/o de familia.